sábado, 3 de noviembre de 2012

Capitulo 25.


Sin ganas ni ánimos, inventé una tonta excusa a mamá, diciéndole que lo mejor sería marchar de noche, que nadie se diera cuenta,  pues así después no insistirían en que siguiéramos alojando.

- ¿Estás segura? Será muy maleducado  -Me reprochó mientras miraba por la ventana.

-Sabes que odio las despedidas y en cuanto más rápido salgamos de aquí sin decirle adiós a nadie se me hará más fácil y liviano. Por favor mamá, te lo ruego ¿Es necesario despedirnos? Podemos dejar una nota  -Mis ojos y mi voz rogaban de corazón desaparecer de un día para otro, me angustiaba saber que me alejaría de Winston… otra vez.
Me miró en desacuerdo para luego suspirar sin más que aceptar mi oferta.

-Está bien, solo porque ya te costó despedirte mucho de la familia la primera vez que nos mudamos a Seattle  -Murmuró.

Siendo de mañana mi madre tuvo el tiempo necesario para dar un viaje hasta el aeropuerto de New Jersey y regresar con los boletos destinados para las 4 de la madrugada.
2am en punto. La alarma de mi celular sonó interrumpiendo mi denso sueño…  supuse que estaba repleto de angustia y tristeza.

Me puse de pie soñolienta y comencé a empacar lo poco que me quedaba en la gran maleta. Tomé una de las últimas prendas y la llevé a mi nariz, estaba completamente impregnada con el suave, exquisito y embriagante perfume de Winston... fue cuando mis piernas tambalearon, sentí mi corazón agitarse y enseguida el nudo en la garganta… Lo dejaría, me alejaría de él una vez más. El mundo se me venía encima;  él era todo lo que necesitaba en la vida, nada más que él y ahora tendría que partir, después de todo… si lo pensaba bien, era lo mejor,  lo nuestro nunca en la vida podría ser aceptado.

- ¿A dónde vas a estas horas?  -Una voz ronca y fría provocó un escalofriante eco en la habitación.

Me giré asustada y como era de esperarlo…  ahí estaba él, de brazos cruzados y apoyado en la pared. Ni hablar de la terrible expresión que llevaba.

Lo sonreí nerviosa y distraída, tratando de inventar la mejor excusa, cosa que creyera todo y volviera a sus dulces sueños.

- ¡John!  -Exclamé sonriente y llevé una de mis manos a mi pecho para sentir como mi corazón planeaba escapar de ahí.-  Dios. Ya creo que… -Cortó mi entretenida voz nerviosa y me enfrentó serio.

-Respóndeme Nayeli. Dime…  ¿Por qué haces tu maleta?  -No desviaba la mirada de mí y yo solo pedía al cielo que la tierra me tragase.

-Winston, yo -Me volví seria, triste y rendida.- esto era todo.

- ¿Qué es lo que planeas?  -Me invitó a seguir.

-Winston… -Levanté mi rostro escondido y lo miré dispuesta a contarle todo.-  yo, yo me voy John… mamá sacó los pasajes y…  nos vamos  -Tragué saliva y cerré mis ojos llorosos para dejar caer una lágrima dolorosa por mi mejilla.

-Lo siento… -Carcajeó y me miró casi sonriente.-  ¿Qué es lo que acabas de decir?

Mi voz estaba empeñada en quedarse escondida en lo más profundo de mí, con suerte tenía fuerzas para mantenerme en pie…  hablar ya no podía.

-Nayeli, mírame y responde. Es una broma ¿No es cierto? Sé que tu no romperías una promesa… esto… es una mala broma… y ya deja de hacerte la graciosa, la arruiné lo siento  -Se me acercó y me abrazó ahogando mi reparación.

Tiré de su pecho tibio hacia delante y lo enfrenté una vez más, mis ojos ya estabas rojos, ya estaba llorando y el no se daba cuenta, peor era, más impotencia tenía al saber que lo nuestro fue solo una mala idea, que nunca debió haber pasado, porque tarde o temprano este momento llegaría.

-John, no estoy bromeando…  quiero que te vayas de aquí,  vete a tu cuarto, por favor -Rogué desesperada, tratando de ocultar mi temblorosa voz.

- ¿Qué?  -Arqueó una ceja y enseguida sentí su voz quebrarse.

-Que te vayas  -Sollocé corriendo a la puerta y abriéndola en señal de que se largara.

-Nayeli, es enserio, por favor basta, no es gracioso  -Sollozó mirándome desesperado, mas bien, esperanzado para que ocurriese un milagro.

- ¡NO ES BROMA! ¡ME IRÉ DE AQUÍ! ¡LOS MALDITOS PASAJES ESTÁN COMPRADOS! ¡Y AHORA QUIERO QUE TE MARCHES! ¡YA DÉJAME TRANQUILA! ¡VETE DE UNA VEZ!  -Exploté con llanto y rabia,  me ahogaba en mis intentos de respirar, de mis tristes ojos brotaban y brotaban lágrimas, estaba destrozada y Winston aumentaba más el maldito dolor.

-¿Me mentiste?  -Susurró entrecortado, mirándome desde lejos sin moverse.

- ¿Qué no te das cuenta? Estoy obligada a irme, no puedo quedarme, Winston…  esto ya no puede seguir, entiende que es imposible, ¡MALDITA SEA! ¡TENEMOS LA MISMA SANGRE!  -Grité, sin importarme de que los demás durmieran y se enteraran de que nos marcharíamos.

-Eres una mentirosa  -Sollozó acercándose y quedándose junto a la puerta.-  Yo… ¡Vete! ¿SABES QUE? ¡VETE! ¡VETE AHORA MISMO! ¡NO QUIERO VOLER A VERTE NUNCA MÁS! ¡NUNCA MÁS! -Gritó y me miró totalmente fuera de sí.

Más de un trillón de puñaladas atravesaron mi corazón y sentí una vez más la sensación de caer al suelo.

Las puertas de las habitaciones se abrieron, la de mi madre, las de mis tíos y la de mis primos… todos preocupados.

- ¡Por dios! ¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?  -Preguntó Leah al ver a su hijo tiritando.
Winston me miró por última vez y se encerró dando un portazo en su habitación.
James fue el primero en pegarme una mirada totalmente sorprendida y entendí muy bien que ya sabía todo lo que estaba ocurriendo.

-Yo… -Sollocé.-  lamento haberlos despertado  -Me deshice en llanto y le cerré la puerta a todos para correr a la maleta y tirar las prendas sin importar su orden.

Eran las 3 de la madrugada y salí del cuarto con mis ojos cerrados, suspiré con odio y corrí escaleras abajo para encontrarme con toda la familia, menos con él.

Todos me abrazaron entregándome el afecto que necesitaba, pero no exactamente el que yo quería, el que era mi fuente de vida, no.

-No quiso bajar  -Susurró en mi oído, mientras me apretaba con cariño en sus brazos Paul.
Comencé a llorar en su cuello,  humedeciendo la delgada remera que traía puesta como pijama. Me alejé de sus brazos y lo analicé sus ojos estaban rojos y los notaba vidriosos.

-Voy a extrañarte  -Sollocé mirándolo a los ojos.

-También yo…  no tienes idea todo lo que te necesito ahora  -Secó mis lágrimas y besó mi frente.
-Sabes que todos los días estaré dándote apoyo  -Le sonreí para luego volver a refugiarme entre sus brazos.
Pronto salimos de la casa entre bendiciones y buenos deseos para el viaje,  el taxi ya estaba ahí con el mismo conductor que me había trasladado en mi llegada, los recuerdos se me vinieron encima y sentí la necesidad de correr al auto y subirme con desesperación, ya no quería nada más que volver a Seattle.

Vi a mi madre despedirse una vez más de todos y encaminarse hasta el taxi, se subió, tomó de mi mano y agitó la otra libre mirando a los demás, solo les sonreí sin ánimos y desvié la mirada hacia la ventana del segundo piso,  la luz estaba apagada, pero aún así, notaba que alguien me observaba por el cristal, exploté en llanto y apegué mi mano al vidrio,  cuando el auto encendió el motor y la sombra de mi amor despareció siendo remplazada por la fría cortina.



[...]

asdfg fin:3 okno; quizá suba mas de rato.. Saludos.

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