Me apresuré en poner mi
ropa interior, al igual que John, solo que yo me puse el pijama que se
encontraba bajo mi almohada y él la ropa que llevaba puesta antes. Ordené un
poco mi cabello y no sé cuánto nos habremos demorado pero fue justo lo que
debíamos para que yo estuviera sentada sobre la cama y el parado fingiendo
hablar sobre algún tema de importancia en el momento que se abría la puerta.
Genial, no me había equivocado. Ahí estaba ella con su rostro sonriente.
-¡Mi dios, estas más
grande! -me levanté en el momento que vi que caminaba hacia mí.
-¿Qué haces aquí? -Pregunté
mientras nos abrazábamos
-Bueno, yo sé que no me
esperabas, pero esa no es precisamente la bienvenida que esperaba.
-lo siento, ma. Te
extrañé -apoyé mi cabeza sobre su hombro y le sonreí a John
El correspondió el gesto mientras mi mamá deshacía nuestro abrazo lentamente.
El correspondió el gesto mientras mi mamá deshacía nuestro abrazo lentamente.
-John, pequeño -sonrió
dulcemente hacia a él.-Bueno, ya no estás tan pequeño -beso su mejilla para
saludarlo.
-Hace tiempo que no la
veía, tía -pronunció algo incomodo.
- ¿Qué acaso perdiste la
memoria? -solté una risita al recordar mi llegada, cuando John no tenia memoria
alguna sobre mí.
- ¿Por qué? -preguntó confundido.
-Nunca me dijiste tía ni
mucho menos me trataste de usted -sonrió alegre y John seguía confundido- Vamos,
aún puedes decirme Elizabeth.
-Oh, sí… claro, como
quiera -mamá frunció el ceño.-
QUIERAS -corrigió mi príncipe azul.-
Así está bien -sonrió.- Chicos, vamos a cenar ahora.
-Ah, que bien, tengo
hambre -admití.
- ¿con pijama tan
temprano? -me miró extrañada mi mamá
-Oh, es que…
-Nayeli no se sentía muy
bien hace un rato… pero durmió como quince minutos y ahora está bien.
-Sí, me dolía un poco la
cabeza.
-Bueno, John, vamos, esta señorita se va a poner unos jeans y una
polera para cenar.
-sí, sí, claro, vamos –John dejo que saliera mi mamá primero y
antes de salir él me dio un beso en los labios.
Sonreí embobada ¿Es que
es legal ser tan perfecto? Pues no debería, uno queda como babosa frente a
seres como Winston.
Le obedecí a mi madre y
me puse los jeans que anteriormente John había quitado de escena y la misma
blusa. Acomodé mi cabello con unas trabas y bajé las escaleras. Estaban todos
en la mesa, pero aún no comenzaban a comer, me esperaban a mí.
La cena fue agradable,
la mayoría del tiempo hablaron del viaje de mamá y del mucho tiempo que había
pasado sin verse. Mamá estaba feliz de volver a ver a sus sobrinos y a mí,
juntos, como en los viejos tiempos.
Yo estaba algo nerviosa,
sabía que pronto tocaría el tema del viaje de regreso a Seattle.
Afortunadamente no lo tocó en la mesa, pero si cuando estaba por dormirme entró
a mi habitación.
-¿Y cuándo nos iremos? -pregunté
angustiada
-En dos días, tengo que
cumplir con el trabajo y no quiero darle más molestias a tus tíos, han sido muy
buenos contigo, pero no hay que aprovecharse.
-Sí… Bueno, creo que no
hay otra opción.
-¿No quieres irte?
-No es eso, mamá. Te
extrañé mucho, pero creo que me acostumbre a estar con los chicos. No sé cuando
volveré a verlos.
-Tranquila, ahora hay
que venir más seguido o invitarlos a ellos para que nos visiten -afirmé con la
cabeza.- Buenas noches, que duermas bien.
-Tú igual. Te quiero.
-Yo también, hija.
Salió cerrando con
cuidado la puerta. El sueño no tardo en alcanzarme, a pesar de mi temor por
decirle a John que me marchaba y que no
podría cumplir mi promesa.
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