sábado, 3 de noviembre de 2012

Capitulo 24.


Me apresuré en poner mi ropa interior, al igual que John, solo que yo me puse el pijama que se encontraba bajo mi almohada y él la ropa que llevaba puesta antes. Ordené un poco mi cabello y no sé cuánto nos habremos demorado pero fue justo lo que debíamos para que yo estuviera sentada sobre la cama y el parado fingiendo hablar sobre algún tema de importancia en el momento que se abría la puerta. Genial, no me había equivocado. Ahí estaba ella con su rostro sonriente.

-¡Mi dios, estas más grande! -me levanté en el momento que vi que caminaba hacia mí.

-¿Qué haces aquí? -Pregunté mientras nos abrazábamos

-Bueno, yo sé que no me esperabas, pero esa no es precisamente la bienvenida que esperaba.

-lo siento, ma. Te extrañé -apoyé mi cabeza sobre su hombro y le sonreí a John
El correspondió el gesto mientras mi mamá deshacía nuestro abrazo lentamente.

-John, pequeño -sonrió dulcemente hacia a él.-—Bueno, ya no estás tan pequeño -beso su mejilla para saludarlo.

-Hace tiempo que no la veía, tía -pronunció algo incomodo.

- ¿Qué acaso perdiste la memoria? -solté una risita al recordar mi llegada, cuando John no tenia memoria alguna sobre mí.

- ¿Por qué?  -preguntó confundido.

-Nunca me dijiste tía ni mucho menos me trataste de usted -sonrió alegre y John seguía confundido- Vamos, aún puedes decirme Elizabeth.

-Oh, sí… claro, como quiera  -mamá frunció el ceño.- QUIERAS  -corrigió mi príncipe azul.- Así está bien  -sonrió.-  Chicos, vamos a cenar ahora.

-Ah, que bien, tengo hambre  -admití.

- ¿con pijama tan temprano? -me miró extrañada mi mamá

-Oh, es que…

-Nayeli no se sentía muy bien hace un rato… pero durmió como quince minutos y ahora está bien.

-Sí, me dolía un poco la cabeza.

-Bueno, John, vamos,  esta señorita se va a poner unos jeans y una polera para cenar.

-sí, sí, claro,  vamos –John dejo que saliera mi mamá primero y antes de salir él me dio un beso en los labios.

Sonreí embobada ¿Es que es legal ser tan perfecto? Pues no debería, uno queda como babosa frente a seres como Winston.

Le obedecí a mi madre y me puse los jeans que anteriormente John había quitado de escena y la misma blusa. Acomodé mi cabello con unas trabas y bajé las escaleras. Estaban todos en la mesa, pero aún no comenzaban a comer, me esperaban a mí.
La cena fue agradable, la mayoría del tiempo hablaron del viaje de mamá y del mucho tiempo que había pasado sin verse. Mamá estaba feliz de volver a ver a sus sobrinos y a mí, juntos, como en los viejos tiempos.

Yo estaba algo nerviosa, sabía que pronto tocaría el tema del viaje de regreso a Seattle. Afortunadamente no lo tocó en la mesa, pero si cuando estaba por dormirme entró a mi habitación.

-¿Y cuándo nos iremos? -pregunté angustiada

-En dos días, tengo que cumplir con el trabajo y no quiero darle más molestias a tus tíos, han sido muy buenos contigo, pero no hay que aprovecharse.

-Sí… Bueno, creo que no hay otra opción.

-¿No quieres irte?

-No es eso, mamá. Te extrañé mucho, pero creo que me acostumbre a estar con los chicos. No sé cuando volveré a verlos.

-Tranquila, ahora hay que venir más seguido o invitarlos a ellos para que nos visiten -afirmé con la cabeza.- Buenas noches, que duermas bien.

-Tú igual. Te quiero.

-Yo también, hija.

Salió cerrando con cuidado la puerta. El sueño no tardo en alcanzarme, a pesar de mi temor por decirle a John  que me marchaba y que no podría cumplir mi promesa.

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