Los rayos del sol
comenzaban a molestarme, pero al menos su intención era buena. Tenía que salir
de ahí antes de que alguien descubriera que no estaba en mi habitación. Sonreí
al recordar lo que había sucedido durante la noche, pero de pronto me sentí algo
incomoda. Intenté que John no despertara mientras yo salía de la cama, y lo
logré. Me puse mi ropa interior y la ropa, le di un pequeño beso en la frente y
salí de su habitación. En cuanto entré a mi habitación me saqué los jeans y la
polera, me envolví en una toalla que saqué de mi maleta. Luego escogí la ropa
que llevaría puesta ese día, un short negro con una polera de color rosa y unas
sandalias plateadas. Tomé ropa interior limpia y me metí a la ducha. Estuve un
buen rato bajo el chorro de agua. Me vestí y bajé a desayunar sin importarme si
estaba o no Winston.
-¿Y esos ojitos por qué brillan tanto? -preguntó Leah.
Bien, inventa algo. Vamos, Nayeli, tu puedes.
Bien, inventa algo. Vamos, Nayeli, tu puedes.
-Mamá. Ayer hable con mi mamá y dijo que estaba súper
feliz en Europa y que traería muchas cosas para mí -sonreí
No era mentira, antes de
descubrir que no tenía sueño hablé con mi mamá. De pronto recordé la promesa
que le había hecho a John.
-Eso es genial -dijo Paul.- Yo también quisiera que mamá se fuera a Europa y me
trajera muchísimas cosas.
-Buenos días, John -dijo Geo.
-Buenos días -Se sentó en su puesto
habitual, frente a mí.
-¿Qué pasa, John? -Preguntó seriamente George
mientras servía leche en el vaso de él.
-Nada
–respondió serio. ¿Acaso no se sentía
igual de feliz que yo?-
Estoy cansado, Anna me despertó.
-¿Qué quería? -Pregunté algo molesta
-Vamos a salir -dejé el tazón sobre la mesa
antes de que pudiera romperlo.
-Oh, eso es genial.
-Sí -dijo Paul.- Nayeli, tenemos que salir. Necesito hablar contigo. Luego te puedo pasar a dejar a casa de Ringo.
-Oh, eso es genial.
-Sí -dijo Paul.- Nayeli, tenemos que salir. Necesito hablar contigo. Luego te puedo pasar a dejar a casa de Ringo.
-Eso estaría bien, así me distraigo un poco.
Mi mirada seguía puesta en John
y la suya en mí. Al terminar el desayuno salí al jardín. Y sentí a Alguien
atrás mío.
-No vayas con Ringo -me pidió
-¿Y tú si puede ir con Anna?
-Es distinto, ella es mi novia. Si la dejo de ver… sospecharan
más.
-Bien, míralo así. Si yo dejo de ver a Ringo también
sospecharan.
-Ok, tu ganas. Pero no quiero que pase más allá de
los abrazos.
-¿Tu solo te abrazas con
Anna? -pregunté
-Nayeli
-No lo sé, yo no haré nada.
-Pórtate bien ¿sí?
-Ok, tu también.
-Te amo .me dio un corto beso en los
labios y se fue.
Al rato Paul estaba
gritando mi nombre para poder salir. Fuimos a tomar un helado al centro
comercial.
-Y no sé qué hacer –suspiró- Rachel, con ella ya no es lo mismo y digamos que siempre he sentido cierta tracción por
Maggie y ahora que se que a ella le gusto. No lo sé.
-Paul, deberías dejar a Rachel. Mira, ella no se
merece que tú la engañes ni Maggie se merece ser la otra… y tener que
soportar ver como todos los días estas pegado a Rachel o que todos crean
que son la pareja más hermosa del mundo.-Ese consejo se lo deberían dar a John, pensé.
-Tienes razón, tengo que hablar con ella -pasó sus
manos por su rostro-
¿te importa si no pasamos a la casa de Ringo?
-No claro que no, de hecho
estoy algo cansada y preferiría ir a casa.
-Entonces te llevo a casa en el auto y luego me voy a
pie a la casa de Rachel. Claro que no hablare con ella ahí.
-Me parece –sonreí.- ¿Paul?
-Dime
-Crees que Leah se enoje por no almorzar en casa y
estar prácticamente todo el día fuera
-No, nunca se enfada. Tranquila.
En veinte minutos estábamos
afuera de la hermosa casa. Le desee suerte a mi primo y me bajé del auto. Al
entrar a la casa saludé a Leah y a Bob, ya que no había nadie más decidí ir
directo a mi habitación. Entré en mi habitación y ahí estaba una de las
personas más importantes para mí, sentada sobre mi cama.
-¿Qué haces aquí? -pregunté algo asustada
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