sábado, 3 de noviembre de 2012

Capitulo 23.


Me quedé pensativa y dejé caer mi cuerpo en el acolchado, Estaba nadando en pensamientos cuando el vibrados junto a la melodía me despertaron.

-Mamá  -Musité apenas contesté.

-Cariño… -Suspiró.-  Pensé que nunca ibas a contestar ¿Cómo has estado?  -Dijo tranquila.

-Bien, excelente de hecho, la atención de mis tíos es…  única, creo que debo agradecerte por haberme mandado aquí  -Expresé emocionada, definitivamente había sido su mejor elección.

- ¿No extrañas volver a casa?  -Preguntó luego de haber carcajeado entretenida.

-Aunque no lo creas, no… Solemos estar todo el tiempo solas, aquí es diferente, además… tu trabajo en Europa debe estar andando a la perfección  -Me excusé, no quería volver a mi hogar en Seattle.

-Si, va de maravilla…  ¿Me extrañas?  -Ok, esto es raro…  Pregunta si extraño mi hogar y ahora si la extraño a ella.

-Claro que si, tu humor sarcástico de las mañanas… -Reí.

-También te extraño hijita, quiero verte pronto  -Se escuchaba emocionada.

-Eso… sería lindo… -Traté de sonar animada, pero la verdad con saber de que si volvía tendría que marcharme de New Jersey, mi voz era para un funeral.

-Ya tengo que cortar –Susurró.-  ¡Ah! Pero antes…  ¿Hiciste amistades? ¿Algún chico?  -Su voz sonaba traviesa.

-Mamá  -Reí y pensé en mi respuesta.- Si, de hecho si, y es mi primo ¿Encuentras que hacemos una linda pareja? Pues yo si… no, la verdad es que pasar tiempo con mis primos es… lindo, no estoy interesada en salir a conocer a otras personas  -Me expliqué.

-Bueno, me parece bien entonces ¿Te parece si hablamos más tarde? Llamaré apenas pueda… Cuídate ¿Si?  -La escuché desanimada de colgar.
-—Está bien, esperaré tu llamada  -Musité confusa, seguramente en estos pocos minutos de llamaba había gastado mucho y…  ¿Volvería a llamar?
Pronto colgó la llamada y Winston apareció en la puerta acompañado de un tazón con cereales y leche.

-Así que…  ¿Le agradeces a tu mamá de haberte enviado aquí? ¿Pasar tiempo con tus primos es lindo?  -Preguntó con una sonrisa traviesa en los labios mientras su mandíbula se movía de lado a lado, hablaba con la boca llena.

Rodé los ojos y sonreí.

 ¿Sabías que es de mala educación escuchar las conversaciones privadas?  -Reí y con un gesto lo invité a pasar.

-No pretendía escuchar, solo que me divertía oír como inventabas tiernas excusas… ¿Por qué no le dijiste; Winston es mi favorito, es que… auch, me vuelve loca?  -Se sentó a mi lado.

Lo miré seria, luego entrecerré los ojos y sonreí.

-¡Ja! Entonces así todos pensaran que lo de nosotros es algo distorsionado y nos querrán separar -Dije seria.

Abrió grandes ojos y al parecer se atoró, comenzó a toser y yo a lo único que atiné fue a reír y a quitarle el tazón de las manos, dejarlo en la mesita de noche y levantar sus brazos.

-Ya vamos . Supongo que no querrás que le diga eso ¿Verdad?  -Dije riendo viendo su rostro rojo.

Pronto volvió a tomar el ritmo de respiración normal y rió conmigo. De un momento a otro me vi recostada mirando el techo y a John sobre mí sujetándome de la cintura, sentado entre mis piernas.

- ¿Sabes? Tengo ganas de besarte  -Susurró para luego morder su labio inferior.

-¿Y qué  esperas? -Imité su tono de voz sensual y tomé de su polera para tirar de ella y atraerlos a mis labios.

Atrapó mis labios con pasión y sin delicadeza, esta vez quería ser descuidado y desenfrenado… Ok, y si quería velocidad, eso era lo que tendría.
Sus grandes y calientes manos comenzaron a acariciar mi piel por debajo de la polera, mientras que yo, sin querer esperar, tiraba de su polera hacia arriba.

Tomó de mis muñecas y las posó a cada lado de mi rostro, se alejó de mis labios para mirarme tentativo y se acercó a mi oído izquierdo.



-Solo disfruta la tortura  -Susurró y al finalizar mordió con delicadeza y sensualidad el lóbulo de mi oreja.

Sentí como soltaba mis muñecas esperando a que las dejara quietas en el mismo lugar, y así fue. Alejó su torso del mío y llevó sus manos al primer botón de mi camisa mangas cortas. Lentamente, comenzó a quitar botón por botón, mientras que mi respiración se agitaba y mi pecho subía y bajaba desesperado en busca de aire. Al tenerla completamente desabrochada, no la quitó, pero dejó mi torso descubierto. Se sentó cómodamente entre mis piernas y se quitó el solo su polera ajustada que le quedaba de las mil maravillas. Sentí morir, sus pectorales, sus músculos tan bien marcados me dejaban volando, su piel tersa parecía brillar, simplemente moriría si no la sentía quemar al tocar la mía. Vi como se agachaba y llevaba sus labios directamente hasta mi vientre, así comenzó con una serie de húmedos y placenteros besos. Sus manos se apoyaron en mis muslos y se arrastraron hacia arriba hasta encontrarse con el cinturón.
Mordí mi labio inferior ahogando un gemido al sentir que sus besos bajaban hasta mi bajo vientre, quitaban el botón de mi jeans y bajaban el cierre tan pasivamente que yo moría. Sin alejar sus labios de mi nerviosa piel, tomó el inicio de mi pantalón ajustado y jaló de él hacia abajo hasta lograr quitarlo.

-John  ¿Qué…  que, que es lo que…  piensas hacer?  -¿Desde cuándo era tartamuda? Oh si, ahora que recuerdo;  desde que llegué aquella noche sin aviso.

-Shh -Lo escuché susurrar.

Sus labios se arrastraron hacia arriba pasando por entre mis pechos, llegando a mi cuello para atacarlo con sensualidad. Volvió a tomar mis muñecas y finalmente devoró mis labios con locura y desesperación. Su lengua buscaba deseosa a la mía, recorriendo con frenesí toda mi cavidad bucal.

Ya era mucho, necesitaba jugar con él un poco, hacerlo disfrutar. Con fuerzas inexplicables me deshice de su peso y me senté en su cadera. Me miró serio y luego sonrió victorioso al verme agitada, había hecho tan poco y a la vez había logrado tanto en mí.
Sin pensarlo dos veces llevé mis manos hasta el broche de su cinturón y lo quité más que rápido y en orden, su pantalón desapareció.
El calor me sofocaba y aún traía puesta la delgada camisa, por lo que la tiré en el suelo y me acomodé en su cadera para mirarlo a los ojos desde mi posición.
Nos habíamos besado poco, pero aún así sus labios estaban rojos e hinchados, sabía que en cualquier momento no resistiría al verlo tan tranquilo y me lanzaría sobre él, pero no… él quería jugar, juguemos.
Tomé mi cabellera y la dejé caer por un solo lado, enseguida clavé mis ojos en los de él y mis manos se guiaron hasta mi espalda para jugar con el broche de mi bracier y lograr retirarlo con lentitud de la escena.

Winston me miraba serio y quizás un poco sorprendido, al parecer nunca había dejado escapar a esa parte de mí ser. Terminó por morder su labio inferior y analizar mi torso desnudo.

Posé ambas manos a sus costados y dejé que mis rodillas hicieran lo mismo en el acolchado para poder gatear hasta él y enfrentarlo directamente.

Rocé mis labios con los de él y sonreí victoriosa al sentir como entreabría los labios, seguramente esperando un beso que por ser cruel no le daría.
Finalmente terminé por recostarme sobre él sintiendo por fin su pecho desnudo y ardiente sobre el mío. Me acomodé entre sus piernas y con lentitud comencé a proporcionar lentos movimientos sobre él.

Apretó los ojos y tomó de mi cintura para presionarme aún más contra su cuerpo y manejar mis movimientos. Solo gemí despacio sobre sus labios y aumenté la velocidad.
Gimió sobre mis labios y sentí como sus manos comenzaban a bajar la única prenda que vestía. Tomé su rostro entre mis manos y junté nuestros labios que creaban un reencuentro totalmente placentero.
Volvimos a voltearnos y yo aproveché de quitar su prenda interior.

- ¿Ya te dije que te amo?  -Pronunció totalmente agitado sobre mis labios.

-Quizás…  de todas formas…  yo te amo más  -Respondí Acariciando su espalda triangular.

Capturé su labio inferior y lo mordí con deseo y lujuria,  ese dulce sabor cada vez me embriagaba más y cada vez se volvía más adictivo.
Separó mis piernas y se acomodó entre ellas.

-Te amo -Susurró sobre mis labios con debilidad.

Sonreí y enseguida enredé mis dedos en su húmedo cabello al sentir como entraba en mí. Gemí de placer, ya no existía ese dolor como lo fue la primera vez, ahora lo disfrutaba y lo sentía por su totalidad.

Su cuerpo se movía con mayor velocidad cada vez más y yo creía enloquecer. Ambos gemíamos sin importarnos nada y yo tratando de liberar un poco la enorme sensación de placer y excitación que sentía arañaba su espalda, mordía sus hombros y volvía a capturar sus labios.

Sus movimientos dentro de mí pronto se fueron volviendo más marcados y prontamente, largando un largo gemido sobre mis labios cayó rendido en mi pecho desnudo.
Sentía como el aire volvía de a poco a mis pulmones y veía como nuestros cuerpos brillaban por la delgada capa de sudor producida por la situación.

Se recostó a mi lado y me miró con detención, acaricio mi mejilla, mi cuello y mis hombros.

-Eres hermosa  -Susurró con su voz aún agitada.
Me ruboricé y sonreí ocultando mi rostro en su pecho, así pude escuchar su corazón palpitar con rapidez.

- ¡Nayeli! Querida  -Escuchamos desde el otro lado de la habitación, acompañado de unos cuantos suaves golpes en la madera. Su voz se me hacía bastante familiar… diría que demasiado.


Abrí grandes ojos y Winston también. Estábamos atrapados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario