Winston se afirmó de la
pared, y tocó su frente. Me senté a la velocidad de la luz y pude ver la figura
nítida de Paul y una muchacha, supuestamente, su novia.
Mi primo sonreía
abrazando a su novia por la espalda, pero ella… Ella no hacía más que mirarme
de una forma insistente y disgustada, y a mí eso me molestaba de excesivamente.
-Hola -se atrevió a romper el hielo, Paul.- Les presento a Rachel -sonreí, ella hacía lo mismo, pero aún con esa mirada pesada.
-Hola -se atrevió a romper el hielo, Paul.- Les presento a Rachel -sonreí, ella hacía lo mismo, pero aún con esa mirada pesada.
-Hola -saludé al unísono con John.- Nayeli Meyer -extendí
mi mano para que ella fuera al alcance de la mía, más comenzó a caminar y me
dejó con la mano tendida. Atiné a bajarla y la miré enfurecida.
-A sí que, ¿ustedes son
primos? -preguntó la chica de tez blanca
y de pelo lacio, mientras encorvaba insignificantemente una de sus cejas.
-Claro, que más si llevamos el mismo apellido -dijo Paul, su hermano menor miraba algo molesto el suelo.
-Bueno, subiré a mi
cuarto -dije seca y cortante.
-Bueno, será mucho mejor
-¡¡Acaso esta chica no tiene buenos
modales!! Si no fuera novia de Paul no creo que su rostro siguiera siendo así
de lindo.
-Espera, te acompaño -dijo John.
-No John, quiero estar
sola -sonreí. La muchacha comenzó a
observar toda mi anatomía, parecía que me estaba examinando con su mirada. La
ojeé con disgusto y corrí a mi habitación.
Me encerré en mi pieza y tomé mi celular, debía llamar a mi madre, después de todo, tanto tiempo sin hablarle sería demasiado. Marqué el número y esperé a que alguien contestara de la otra línea. Cuando ella respondió mi llamada hablamos durante un rato, me preguntó si todo iba bien, y luego corté, ya que llamadas a larga distancia no son las baratas después de todo. De pronto escuché el abrir y cerrar la puerta de mi habitación. Esto no evitó que mi cuerpo se salvara de un pequeño saltito de susto. Escuché su risita y no tardé en reír yo misma de mi acción.
-¿Qué haces aquí? -pregunté entre risas.
Me encerré en mi pieza y tomé mi celular, debía llamar a mi madre, después de todo, tanto tiempo sin hablarle sería demasiado. Marqué el número y esperé a que alguien contestara de la otra línea. Cuando ella respondió mi llamada hablamos durante un rato, me preguntó si todo iba bien, y luego corté, ya que llamadas a larga distancia no son las baratas después de todo. De pronto escuché el abrir y cerrar la puerta de mi habitación. Esto no evitó que mi cuerpo se salvara de un pequeño saltito de susto. Escuché su risita y no tardé en reír yo misma de mi acción.
-¿Qué haces aquí? -pregunté entre risas.
-Vine a ver qué hacías,
¿Qué hacías? -volví a carcajear por sus
palabras.
-Llamé a mi madre, luego
de eso, nada -sonreí.
-Oh, que diversión hay
aquí -se burló.
-Bueno, entonces vete -traté de mostrarme seria, mas no resultó.
-Que… que linda eres -agachó
la mirada y lo vi sonrojarse.
-Tú, tú también, John -sentí la aglomeración del color rosa en mis
mejillas, ahora ambos éramos tomates.
-Y ¿Ella te simpatizó? -preguntó
desconfiado.
-Mm… ¿Tengo que decir la
verdad? -inquirí.
-Si -reí, el me secundó.
-Entonces te diré, Que
no me gustó para nada esa chica. Es una mal educada, en exceso, no sabe cómo
tratar a la gente, y no entiendo cómo es que mi primo puede estar con esa
víbora -solté todo de una vez.
-Wow, la pregunta era si
te simpatizaba -sus ojos se abrieron
como platos.
-Lo siento, debía
decirlo -miré avergonzada un punto
infinito.
-No te hagas problemas,
yo pienso igual -se sentó en mi colcha,
a mi lado.
-Que bueno, pensé que
era la única en este inmenso universo -exageré las últimas palabras él siguió riendo
de mis frases sin sentido.
-Eres tan, tan graciosa,
tan linda, tan, Tan maravillosa -se
comenzó a acercar lentamente a mi rostro, hasta que lo sentí ejercer una leve
presión sobre ellos.
Capturó mi labio
inferior y yo su labio superior. Íbamos al compás de una melodía inventada por
nuestro profundo silencio. Se separó lentamente de mis labios y acarició mi
rostro con sus suaves manos. Lo abracé, lo que él correspondió de inmediato.
Nos quedamos por mucho más tiempo así, en silencio, sólo con el sonido de
nuestra respiración serena. Escuché como se abría la puerta de mi cuarto, y no
escuché que la cerraban.
-¿Interrumpo algo? -preguntó arqueando una de sus cejas, la muchacha.
-¿Interrumpo algo? -preguntó arqueando una de sus cejas, la muchacha.
-Sí, una conversación
seria entre primos -dijo molesto John.
-¿Nada más que una “conversación
seria entre primos”? - ¿Qué se cree?
Esto parece un interrogatorio.
-No, además, no te
incumbe -dije molesta.
-Bueno, Paul quiere que
bajen a comer -dijo.
-OK, ya vamos -John aún se veía enfurecido con la chica.
Cerró la puerta y me
quedé mirando a John. El estaba algo sorprendido por la reacción de la novia de
su hermano, al igual que yo. Luego me levanté de la cama, y salí de mi pieza.
Bajé caminando por las escaleras y antes de llegar a la cocina, me detuve, por
el simple hecho de escuchar que mencionaban a John en su conversación. Sin
malas intenciones me quedé a escuchar.
-No lo creo, Rachel -¿De qué hablarían?
-No lo creo, Rachel -¿De qué hablarían?
-¡Te lo juro! Estaban
tan cerca, no parecían primos. Creo que hay algo entre ellos dos -¿¿¡¡Qué!!?? No puede ser. Esa chica tiene
sospechas sobre lo nuestro con John.
-No, Rachel. Son primos, eso no ocurriría ni en un millón de años -sentí a mis espaldas a Winston.
-Creo que, creo que ella
sospecha algo -dijo mi amado en un
susurro.
-¿Tú crees? -dije en el mismo tono de voz que él.
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