domingo, 26 de agosto de 2012

Capitulo 12.


Winston se afirmó de la pared, y tocó su frente. Me senté a la velocidad de la luz y pude ver la figura nítida de Paul y una muchacha, supuestamente, su novia. 

Mi primo sonreía abrazando a su novia por la espalda, pero ella… Ella no hacía más que mirarme de una forma insistente y disgustada, y a mí eso me molestaba de excesivamente.

-Hola  -se atrevió a romper el hielo, Paul.-  Les presento a Rachel  -sonreí, ella hacía lo mismo, pero aún con esa mirada pesada.

-Hola  -saludé al unísono con John.- Nayeli Meyer -extendí mi mano para que ella fuera al alcance de la mía, más comenzó a caminar y me dejó con la mano tendida. Atiné a bajarla y la miré enfurecida.

-A sí que, ¿ustedes son primos?  -preguntó la chica de tez blanca y de pelo lacio, mientras encorvaba insignificantemente una de sus cejas.

-Claro, que más si llevamos el mismo apellido  -dijo Paul, su hermano menor miraba algo molesto el suelo.

-Bueno, subiré a mi cuarto -dije seca y cortante.

-Bueno, será mucho mejor  -¡¡Acaso esta chica no tiene buenos modales!! Si no fuera novia de Paul no creo que su rostro siguiera siendo así de lindo.

-Espera, te acompaño  -dijo John.

-No John, quiero estar sola  -sonreí. La muchacha comenzó a observar toda mi anatomía, parecía que me estaba examinando con su mirada. La ojeé con disgusto y corrí a mi habitación.

Me encerré en mi pieza y tomé mi celular, debía llamar a mi madre, después de todo, tanto tiempo sin hablarle sería demasiado. Marqué el número y esperé a que alguien contestara de la otra línea. Cuando ella respondió mi llamada hablamos durante un rato, me preguntó si todo iba bien, y luego corté, ya que llamadas a larga distancia no son las baratas después de todo. De pronto escuché el abrir y cerrar la puerta de mi habitación. Esto no evitó que mi cuerpo se salvara de un pequeño saltito de susto. Escuché su risita y no tardé en reír yo misma de mi acción.

-¿Qué haces aquí?  -pregunté entre risas.

-Vine a ver qué hacías, ¿Qué hacías?  -volví a carcajear por sus palabras.

-Llamé a mi madre, luego de eso, nada  -sonreí.

-Oh, que diversión hay aquí  -se burló.

-Bueno, entonces vete  -traté de mostrarme seria, mas no resultó.

-Que… que linda eres -agachó la mirada y lo vi sonrojarse.

-Tú,  tú también, John  -sentí la aglomeración del color rosa en mis mejillas, ahora ambos éramos tomates.

-Y ¿Ella te simpatizó? -preguntó desconfiado.

-Mm… ¿Tengo que decir la verdad?  -inquirí.

-Si  -reí, el me secundó.

-Entonces te diré, Que no me gustó para nada esa chica. Es una mal educada, en exceso, no sabe cómo tratar a la gente, y no entiendo cómo es que mi primo puede estar con esa víbora  -solté todo de una vez.

-Wow, la pregunta era si te simpatizaba  -sus ojos se abrieron como platos.

-Lo siento, debía decirlo  -miré avergonzada un punto infinito.

-No te hagas problemas, yo pienso igual  -se sentó en mi colcha, a mi lado.

-Que bueno, pensé que era la única en este inmenso universo  -exageré las últimas palabras él siguió riendo de mis frases sin sentido.

-Eres tan, tan graciosa, tan linda, tan, Tan maravillosa  -se comenzó a acercar lentamente a mi rostro, hasta que lo sentí ejercer una leve presión sobre ellos. 

Capturó mi labio inferior y yo su labio superior. Íbamos al compás de una melodía inventada por nuestro profundo silencio. Se separó lentamente de mis labios y acarició mi rostro con sus suaves manos. Lo abracé, lo que él correspondió de inmediato. Nos quedamos por mucho más tiempo así, en silencio, sólo con el sonido de nuestra respiración serena. Escuché como se abría la puerta de mi cuarto, y no escuché que la cerraban.

-¿Interrumpo algo?  -preguntó arqueando una de sus cejas, la muchacha.

-Sí, una conversación seria entre primos  -dijo molesto John.

-¿Nada más que una “conversación seria entre primos”?  - ¿Qué se cree? Esto parece un interrogatorio.

-No, además, no te incumbe  -dije molesta.

-Bueno, Paul quiere que bajen a comer  -dijo.

-OK, ya vamos  -John aún se veía enfurecido con la chica.

Cerró la puerta y me quedé mirando a John. El estaba algo sorprendido por la reacción de la novia de su hermano, al igual que yo. Luego me levanté de la cama, y salí de mi pieza. Bajé caminando por las escaleras y antes de llegar a la cocina, me detuve, por el simple hecho de escuchar que mencionaban a John en su conversación. Sin malas intenciones me quedé a escuchar.

-No lo creo, Rachel -¿De qué hablarían?

-¡Te lo juro! Estaban tan cerca, no parecían primos. Creo que hay algo entre ellos dos  -¿¿¡¡Qué!!?? No puede ser. Esa chica tiene sospechas sobre lo nuestro con John.

-No, Rachel. Son primos, eso no ocurriría ni en un millón de años  -sentí a mis espaldas a Winston.

-Creo que, creo que ella sospecha algo  -dijo mi amado en un susurro.

-¿Tú crees?  -dije en el mismo tono de voz que él.

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