lunes, 27 de agosto de 2012

Capitulo 14.




La luz que pasaba a través de la cortina comenzaba a molestarme en la cara. Abrí lentamente los ojos y ahí estaba él, se había quedado toda la noche durmiendo junto a mí, pero si alguien nos veía estaríamos muertos.

-John… Winston -lo sacudí suavemente. Nada-—Winston Lennon -Besé su mejilla.

-Buenos días -dijo con los ojos cerrados

-Debes irte a tu habitación, baboso.

-¿Qué hora es? - Me pregunto con los ojos apenas abiertos

-No lo sé pero si…

-Nayeli, vamos a… ¿John?  -Genial, George.

-¡Hola! -contestó John de lo más normal.

-¿Dormiste con Nayeli?

-Mmm... sí, estuvimos hablando, recuerdo todo ¿no es genial?

-que bueno, hermanito -sonrió y yo los miraba confundida- Ahora recordaras que antes también dormían juntos y Nayeli salía corriendo cada mañana porque le habías babeado todo el pelo -John se sonrojo.

-Ge.. George ¿Qué me decías?

-Oh, iremos a la piscina ¿van a ir?

-Sí, claro que iré -respondí sonriente.

-¿Y tu John?

-Iré, me hará bien salir…

-Si quieres invita a Anna -agregó George mientras salía.

Una punzada enorme invadió mi corazón y los ojos se me cristalizaban, eso iba acompañado de un enorme nudo en la garganta.

-¿la llamarás? -pregunté con apenas un hilo de voz.

-No -frunció el ceño y suspiró- No quiero que te sientas incomoda ni nada de eso.

-Ok -abrí mi maleta- Me meteré a la ducha

Tomé un bikini de color café y un short blanco. Me di una ducha rápida, solo para despertar bien. Me vestí y noté que no había escogido polera, pero no me importó mucho. Cepille mis dientes y fui a mi habitación para terminar de vestirme. Revolvía mi maleta cuando escuché cerrar la puerta de mi habitación, voltee rápidamente y ahí estaba él.

-Tienes la mala costumbre de entrar sin pedir permiso -voltee nuevamente a mi bolso y tomé una polera del mismo tono de mi traje de baño.

-Lo siento -dijo acercándose y puso sus manos en mi cintura- Papá me dejo el auto, nos iremos solos -me dio un beso en el cuello y solté una risita.

-¿por qué nos dejan solos?

-Escuche hablando a mamá el otro día -me volteó hacia él- cree que debemos pasar tiempo a solas, ya que yo no recuerdo mucho y todo eso.

-¿George no les dijo que lo recordabas todo?

-No, el no tiene idea de la idea de mi mamá, solo papá.

-Oh, ya veo -suspiré.

Nos quedamos mirando un rato y él se acercaba cada segundo hasta que capturó mi labio inferior. Nos besábamos lentamente y sus manos recorrían toda mi espalda. Yo me dedicaba a desordenar su pelo húmedo. No sé en qué momento mis pies hicieron el mismo recorrido que los de él, pero ahora el estaba cayendo sobre mí, mientras yo caía en la cama.

-John, es mejor que vayamos

-¿por qué? -comenzaba a besar mi cuello

-John, enserio

Me quedo mirando y me dio un pequeño beso en los labios.

-Vamos -tomó mi mano y nos levantamos- No lleves nada, mamá se encargó de arreglar todo… toallas, bebidas, comida… 

-Ok, entonces  deja buscar mi celular -Busque en el velador y ahí estaba.

-¿Podemos ir?

-Ahora tú te las das como el responsable que quiere llegar temprano -me cruce de brazos aparentando estar molesta

-Nayeli, dijiste que debíamos ir, sino aun estaríamos besándonos -sonrió y yo no puede evitar imitarle. 

-Ok, vamos

Subimos al auto, ni idea que modelo era, pero no era nada del otro mundo. No estuvimos más de veinte minutos en el auto hasta que llegamos a un recinto, muy bonito y elegante, con una enorme piscina. John estacionó el auto junto al auto de George y bajamos. Caminamos algo distanciados hasta llegar al lugar donde se encontraban los chicos tomando sol mientras Leah hablaba animadamente con su esposo.

-¡Hola familia! -dijo John mientras le daba un beso en la mejilla a su mamá.

-Hola -dije algo avergonzada.

-¿desayunaron?

-No, salimos lo antes posible -respondió Winston.

-Pero si se demoraron -agrego Paul.

-Sí, pero tú no tuviste que esperar a que una chica estuviera lista -Me culpó John

-Eso es cierto -Respondió George, quien se quedo observando a John atentamente.

Luego de un rato fuimos a la piscina, Paul, George, Bob, John y yo. Leah se había ido al spa. El papá de los chicos había optado por seguir a su esposa luego de que Bob le dijera que la piscina era solo para los jóvenes. 

Estaba con Paul jugando junto a Bob y noté que George se alejaba con John. Se sentaron en las escaleras y parecían tener una conversación muy seria.



[...]



domingo, 26 de agosto de 2012

Capitulo 13.





Me miró un tanto preocupado, yo solo suspiré y me encaminé para hacer notar mi presencia entre Paul y su novia. 

- ¡Nayeli! Ahí estás -Dijo Paul con una amable sonrisa impresa en el rostro- No desayunaron, ya se les pasó la hora y creo que sería mejor que ahora degustaran de un almuerzo. -Dijo distorsionando su voz a una elegante.

-Estaría bien, tengo hambre  -Sonreí.

Rachel me miró seria, directo a los ojos, sabía que ahora tendría que tener sumo cuidado con John si quería seguir con nuestro secreto. ¿Quería seguir? Ok, sería una falsa si lo negara.

John en pocos segundos hizo su aparición.

-Con que… ¿Cocinaste?  -Dijo dándose impulso para levantar su cuerpo y dejarlo sentado sobre un mueble.

-Si... Hice pizza -Infló su pecho, seguramente haciéndose el importante.

-Esa es la peor mentira que puedes haber dicho Bloom  -Articuló una voz femenina, no era la de Rachel, tampoco la mía… ¿Entonces?

Todos los integrantes en la cocina desviaron sus miradas al punto infinito de donde provenía la voz.

Ahí estaba una joven, bastante parecida a Rachel debo decir, ¿Quién era?

 ¿Nayeli?  -Sus ojos se abrieron como platos al analizarme.

Miré confundida a John; ¿Tenía que conocerla?

-Nayeli,  tu,  tu ¿Aquí? ¿Otra vez?  -Sonaba emocionada, sorprendida.

-¿Qué haces aquí?  -Preguntó Rachel, de mal gusto obvio.

-Vine a visitarlos, hace tiempo que no pasaba, la puerta estaba entreabierta  -Miró a Paul-  Nayeli ¿Es que no te acuerdas de mí? -Sonrió y se me acercó para darme un tibio abrazo.

-Yo,  lo siento, con suerte pude reconocer a mis primos  -Dije suave, tímida.

John soltó una risita. No me causaba gracia.

-Éramos mejores amigas, con Paul,  George y John; solíamos salir a jugar siempre, todo el día  -Me miró apenada frente a mi mala memoria.
- Piensa, vamos -¿Paul dijo Maggy? Sé que en algún rincón de mi memoria tenía que estar  y ¡Bingo! No suelo ser tan mala fisonomista.

-¡Maggy! ¡Eres tú!  -Dije feliz y volví a dar el abrazo, ahora con confianza.

- ¿Ya lo recuerdas? -Sonrió.

- ¡Claro que sí! Solíamos arruinar sus juegos de superhéroes con tacitas de té y muñecas… Que buenos tiempos.

Noté que John me miró serio ¿Qué? ¿Le molestaba saber que eso era lo que hacía cuando pequeña?
Maggy era como mi hermana y hablando de hermanas,  lo era de Rachel, a eso va su parecido, pero nada parecidas en cuanto actitud. Ahora por lo que me había enterado a Rachel no le simpatizaba su hermana por el simple hecho de que era la mejor amiga de Paul, que mal.

Se había oscurecido, la familia completa volvió, George estaba un tanto molesto por no tener el tiempo que quería y salir a dar vueltas conmigo, le había prometido salir si o si al día siguiente.

En la noche, estaba cepillando mi cabello antes de dormir frente al espejo, cosa que cuando la puerta se abrió de golpe y se reflejó el cuerpo de John, me asusté.

- ¡No vuelvas a hacer eso!  -Le regañe molesta, odiaba los espejos de noche.

-Lo lamento, shh baja la voz, nadie sabe que estoy aquí  -Dijo cerrando la puerta con cuidado.

Lo miré seria y volví a lo de mi cabello.

-No pretendo ser grosera, pero es tarde ¿A qué te trae por aquí?  -Lo miré y ahí estaba sentado en la cama mirando el suelo. Me parecía que estaba triste- ¿Sucede algo?  -Me senté a su lado.

-Ya lo recuerdo  -Susurró-  eras la traviesa que llenaba mi castillo de arena con agua y no sabía por qué se me derrumbaba  -Me miró y sonrió sin ánimos.

Me hice a un lado y él se puso de pie, lo extraño fue que yo no busqué mis prendas y antes de que él lo hiciera lo tomé de un brazo y lo tiré para que quedara recostado a mi lado.

-¿Qué sucede?  -Rió suave.

-No quiero que te marches -Mordí mi labio inferior. Él me miró confuso- Quiero que,  que,  tu -Ahora sí, ahora sí que estaba nerviosa-  Quiero que te quedes, quiero que duermas conmigo  -Lo miré directo a los ojos.

Pronto me encontraba tapada con las sábanas y John tomándome de la cintura para no alejar su toro del mío.

-Solíamos dormir juntos  -Susurró cerca de mis labios.

-Sí,  te babeabas por completo  -Reí despacio.

-Aún lo hago, así que si mañana despiertas toda babeada , recuerda que será tu culpa - Me miró serio.

-Como digas  -Sonreí y besé delicadamente sus labios.

Pronto ambos caímos en un profundo sueño, yo aún mas… llegué más allá de las nubes con ese exquisito perfume.



[...]

Capitulo 12.


Winston se afirmó de la pared, y tocó su frente. Me senté a la velocidad de la luz y pude ver la figura nítida de Paul y una muchacha, supuestamente, su novia. 

Mi primo sonreía abrazando a su novia por la espalda, pero ella… Ella no hacía más que mirarme de una forma insistente y disgustada, y a mí eso me molestaba de excesivamente.

-Hola  -se atrevió a romper el hielo, Paul.-  Les presento a Rachel  -sonreí, ella hacía lo mismo, pero aún con esa mirada pesada.

-Hola  -saludé al unísono con John.- Nayeli Meyer -extendí mi mano para que ella fuera al alcance de la mía, más comenzó a caminar y me dejó con la mano tendida. Atiné a bajarla y la miré enfurecida.

-A sí que, ¿ustedes son primos?  -preguntó la chica de tez blanca y de pelo lacio, mientras encorvaba insignificantemente una de sus cejas.

-Claro, que más si llevamos el mismo apellido  -dijo Paul, su hermano menor miraba algo molesto el suelo.

-Bueno, subiré a mi cuarto -dije seca y cortante.

-Bueno, será mucho mejor  -¡¡Acaso esta chica no tiene buenos modales!! Si no fuera novia de Paul no creo que su rostro siguiera siendo así de lindo.

-Espera, te acompaño  -dijo John.

-No John, quiero estar sola  -sonreí. La muchacha comenzó a observar toda mi anatomía, parecía que me estaba examinando con su mirada. La ojeé con disgusto y corrí a mi habitación.

Me encerré en mi pieza y tomé mi celular, debía llamar a mi madre, después de todo, tanto tiempo sin hablarle sería demasiado. Marqué el número y esperé a que alguien contestara de la otra línea. Cuando ella respondió mi llamada hablamos durante un rato, me preguntó si todo iba bien, y luego corté, ya que llamadas a larga distancia no son las baratas después de todo. De pronto escuché el abrir y cerrar la puerta de mi habitación. Esto no evitó que mi cuerpo se salvara de un pequeño saltito de susto. Escuché su risita y no tardé en reír yo misma de mi acción.

-¿Qué haces aquí?  -pregunté entre risas.

-Vine a ver qué hacías, ¿Qué hacías?  -volví a carcajear por sus palabras.

-Llamé a mi madre, luego de eso, nada  -sonreí.

-Oh, que diversión hay aquí  -se burló.

-Bueno, entonces vete  -traté de mostrarme seria, mas no resultó.

-Que… que linda eres -agachó la mirada y lo vi sonrojarse.

-Tú,  tú también, John  -sentí la aglomeración del color rosa en mis mejillas, ahora ambos éramos tomates.

-Y ¿Ella te simpatizó? -preguntó desconfiado.

-Mm… ¿Tengo que decir la verdad?  -inquirí.

-Si  -reí, el me secundó.

-Entonces te diré, Que no me gustó para nada esa chica. Es una mal educada, en exceso, no sabe cómo tratar a la gente, y no entiendo cómo es que mi primo puede estar con esa víbora  -solté todo de una vez.

-Wow, la pregunta era si te simpatizaba  -sus ojos se abrieron como platos.

-Lo siento, debía decirlo  -miré avergonzada un punto infinito.

-No te hagas problemas, yo pienso igual  -se sentó en mi colcha, a mi lado.

-Que bueno, pensé que era la única en este inmenso universo  -exageré las últimas palabras él siguió riendo de mis frases sin sentido.

-Eres tan, tan graciosa, tan linda, tan, Tan maravillosa  -se comenzó a acercar lentamente a mi rostro, hasta que lo sentí ejercer una leve presión sobre ellos. 

Capturó mi labio inferior y yo su labio superior. Íbamos al compás de una melodía inventada por nuestro profundo silencio. Se separó lentamente de mis labios y acarició mi rostro con sus suaves manos. Lo abracé, lo que él correspondió de inmediato. Nos quedamos por mucho más tiempo así, en silencio, sólo con el sonido de nuestra respiración serena. Escuché como se abría la puerta de mi cuarto, y no escuché que la cerraban.

-¿Interrumpo algo?  -preguntó arqueando una de sus cejas, la muchacha.

-Sí, una conversación seria entre primos  -dijo molesto John.

-¿Nada más que una “conversación seria entre primos”?  - ¿Qué se cree? Esto parece un interrogatorio.

-No, además, no te incumbe  -dije molesta.

-Bueno, Paul quiere que bajen a comer  -dijo.

-OK, ya vamos  -John aún se veía enfurecido con la chica.

Cerró la puerta y me quedé mirando a John. El estaba algo sorprendido por la reacción de la novia de su hermano, al igual que yo. Luego me levanté de la cama, y salí de mi pieza. Bajé caminando por las escaleras y antes de llegar a la cocina, me detuve, por el simple hecho de escuchar que mencionaban a John en su conversación. Sin malas intenciones me quedé a escuchar.

-No lo creo, Rachel -¿De qué hablarían?

-¡Te lo juro! Estaban tan cerca, no parecían primos. Creo que hay algo entre ellos dos  -¿¿¡¡Qué!!?? No puede ser. Esa chica tiene sospechas sobre lo nuestro con John.

-No, Rachel. Son primos, eso no ocurriría ni en un millón de años  -sentí a mis espaldas a Winston.

-Creo que, creo que ella sospecha algo  -dijo mi amado en un susurro.

-¿Tú crees?  -dije en el mismo tono de voz que él.

sábado, 25 de agosto de 2012

Capitulo 11.




“She Said, ‘You Dont Understand What I Said’
I Said, ‘No No No, Youre Wrong’
When I Was A Boy; ‘Everything Was Right, Everything Was Right’”



Me miró por última vez y besó mi frente. Tomó de mi mano y entrelazó sus dedos con los míos. Su mano tibia sosteniendo la mía ya no me incomodaba, al contrario si pudiera pasar un día completo de esa manera estaría encantada. 


Bajamos las escaleras y llegamos a la cocina. Estaba empeñado en prepararme el desayuno sin que no le diera ayuda, así que un tanto rendida de insistirle, me senté en la mesa, apoyé mis codos en esta y en los codos mi cabeza, que por cierto estaba a punto de caerse producto al sueño.


Sus movimientos de aquí hacia allá, me mareaban, podía sentir esa extraña sensación dentro de mi estómago, alto, estaba convencida de que eran nauseas ¿Verdad? no podía ser otra cosa… amenos que fuesen  ¿Cosquillas? ¿Mariposas? No, no, no podía enamorarme y sentir mariposas por mi propio primo. Bueno eso debí pensarlo antes de haberme “Involucrado” con él.


Tanto darle vueltas al asunto, de un momento a otro la fuerte imagen de Anna, frenó automáticamente mis pensamientos.

Me di cuenta de que tenía que halarlo con John y no en cualquier momento, ahora mismo.

-Winston -Musité algo nerviosa en cuanto al tema que quería plantear.

-¿Si?  -Se giró. No pude evitar soltar una risita al verle la cara embarrada en un líquido algo pegajoso y un poco de harina.- No te rías -Rió suave y se me acercó para tomar mi cara y depositar en mis labios un fugaz e intenso beso.

Al separarse de mí y merarme a los ojos sonrió.

-¿Sucede algo?  -Creo que me notó un tanto incómoda.

-No y si  -Separé la silla junto a la mesa para que se sentara a mi lado.

-Nayeli, si me vas a decir que lo que hacemos está mal, que somos primos y no corresponde nuestra situación. Pierdes tu tiempo, lo sabes  -Me hablaba serio. Al parecer en realidad no quería que las cosas cambiaran.

-Lo sé, no es sobre eso lo que tengo que decir  -Me encantaba mirar a esos ojos. 

-Entonces.

-No puedo creer que te vaya a decir esto  -Suspiré y cerré los ojos- Es sobre, ella  -Ahora volvíamos al contacto visual.

-¿Ella?  -Enarcó una de sus finas cejas.

-Si Winston, Anna  -Escondí mi mirada cubriéndose de celos en un punto fijo de la mesa barnizada.

-¿Qué sucede con ella?  -Levantó mi rostro con una sola mano en mi mentón.

-¿Cómo que es lo que sucede? Dime una cosa ¿La quieres? -Lo miré serio.

-B-bueno; claro que la quiero, es mi novia  -Ahora su estado era el incómodo.

- ¿Me quieres? 

-Por supuesto que sí -Respondió rápido y tomó de mis manos-  Nayeli,  No me digas que estás celosa ¿O sí? -Sonrió travieso.

Lo miré incrédula.

-¿Sabes qué? -Me puse de pie y lo quedé mirando molesta- No quiero que me vuelvas a poner un dedo encima, ni nada, si ella está de por medio.

Me di media vuelta y tenía planeado irme a mi habitación, cuando unas fuertes manos rodearon mi cintura y esos deliciosos labios en la piel de mi cuello.

-Vamos, no seas melodramática  -Susurró siguiendo con la cadena de pausados besos.

-No, es ser melo-melodramática  -Oxígeno por favor. ¿Cómo lograba tanto?

-Mira  -Susurró en mi oído -Te prometo que cuando se dé el momento, estará tan lejos de mi vida y tu tan cerca -Mordió con sensualidad el lóbulo de mi oreja.

Mordí mi labio inferior y cerré los ojos, ya no resistiría. Mi respiración estaba agitada, mi corazón golpeaba con fuerza contra mi pecho y todo empeoraba a medida que sus manos se encontraban en mis muslos y estaban decididas a seguir bajando para encontrar el borde del vestido y acariciarme por debajo de la tela.

Me volteé desesperada, pero con disimulo. Tomé su rostro y devoré esos labios que ya estaba loca por tener sobre los míos.

Winston cada vez se impacientaba más al querer tocarme y no saber por dónde comenzar. Sin desacoplar nuestros labios me fue empujando hasta lograr que mis torpes pies se encontraran con algo que hiciera caer a ambos cuerpos hacia atrás, el sillón. 

Se separó de mí para que ambos nos acomodáramos a gusto y continuar con nuestro quehacer. 
Separó mis piernas y se acomodó entre ellas. Su espalda era mía, no podía dejar de recorrerla con mis manos deseosas de tocar su suave piel. 

Mordía mi cuello rozando su lengua y al mismo tiempo sus manos acariciando mis piernas como él quería, yo por mi parte no le hacía ni un solo escándalo, estaba disfrutándolo.

No podíamos escuchar ni un solo ruido más que no fuera nuestras respiraciones, el sonido que emitían nuestros besos y los suaves, delicados y silenciosos gemidos de parte de los dos.

Mientras Winston se entretenía bajando de mi cuello a mi pecho, con dificultad logré divisar como dos personas se encaminaban a nuestra puerta principal, no estaba concentrada para darme cuenta en el lío que estaríamos metidos, cuando el sonido de una llave entrando en la cerradura me hizo reaccionar. Con fuerzas sobrehumana empujé lejos de mi cuerpo a John , y yo, quedé ahí tirada, ni si quiera podía moverme.

La puerta se abrió.


[...]